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lunes, 20 de marzo de 2017

Crean en la UNAM a "Golem", un robot que ayuda al hombre

El robot Golem, que es de esos que acompañan e interactúan con el hombre y le ayudan en las tareas de la vida cotidiana, desplegará su funcionalidad los días jueves y viernes de la próxima semana en el Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM, informó el profesor Luis Pineda.
El grupo Golem de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), dirigido por Pineda Cortés, lo integran investigadores de desarrollo tecnológico del Departamento de Ciencias de la Computación del Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS).
Entrevistado en el marco del anuncio del Torneo Mexicano de Robótica, que se efecturá del 30 de marzo al 1 de abril, explicó que su investigación se centra en el modelado cognitivo de la interacción entre humanos y sistemas computacionales.
“Trabajamos con aplicaciones fijas, sistemas de diálogo, y móviles, robots de servicio. Actualmente nuestro grupo tiene varios proyectos en estas áreas de investigación”, expuso.
Destacó que en México se tiene todo para crear y desarrollar este tipo de tecnología a la altura de otros países del mundo, de hecho en competencias internacionales se han obtenido premios y reconocimientos.
“En México hemos tenidos una participación aceptable en el Mundial de Robótica, el equipo de Justina de la UNAM ha estado en las finales y el equipo de Golem, que es el que yo dirijo, hemos tenido el tercer lugar en el abierto de Alemania en 2012, y el sexto el año pasado en la Universidad de Leipzig, en el estado libre de Sajonia”, refirió.
Los equipos mexicanos son competitivos, como los que participarán ahora en el Torneo Mexicano de Robótica, entre los que destacan el equipo Macovito del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), quienes han ganado en varias ocasiones el Torneo Mexicano de Robótica.
El profesor Luis Pineda comentó que podrían participar en la competencia RoboCop Arcom, en la cual asisten investigadores, técnicos académicos y doctorales, y se distingue porque los robots que se presentan son las robóticas de Los Supersónicos.
Detalló que son robots que tienen que ayudar al ser humano en tareas de la vida cotidiana, ser autónomos, comunicarse en lenguaje natural hablado, tienen que ver personas, objetos, saber navegar en el mundo, saber dónde están; poder tomar objetos para llevárselos a una persona.
En el país, sostuvo, se tiene la competencia RoboCop at Home, en la cual participan tres equipos que compiten con robots altamente estructurados que van directamente a la competencia mundial.
Detalló que se trata de robots muy grandes que miden dos metros de alto, que pesan un cuarto de tonelada y hacen todas estas funciones.
Finalizó que en el Torneo Mexicano de Robótica se participa en tres ramas, la junior con estudiantes de secundaría, preparatoria y licenciatura, la senior, en la que se inscriben investigadores, maestros y doctorales, y la mayor, que es de equipos de instituciones, laboratorio y empresas.
Esta competencia que se realizará del 30 de marzo al 1 de abril en el Colegio Cristóbal Colón de La Salle, en Lomas Verdes, es el preámbulo mexicano para la competencia mundial de RoboCop, que se realizará en Julio en Nagoya, Japón.


Fuente: Redacción Kuali en http://kuali.com.mx/crea-unam-a-golem-robot-que-ayuda-al-hombre/

Mexicano de 17 años desarrolla método para detectar el cáncer de mama

Julián Ríos empezó buscando en Internet “¿Qué es el cáncer?” y poco después, el mexicano de 17 años, consiguió diseñar, junto con tres compañeros, un dispositivo que detecta el cáncer de mama gracias a biosensores y que cualquier mujer puede usar fácilmente colocándolo dentro del sostén.
En 2015, Ríos se decidió a inventar un método que ayudará a detectar el cáncer de mama, superando las limitaciones de los métodos convencionales, explica el estudiante de preparatoria del Tecnológico de Monterrey en una entrevista con Efe.
Su madre había sido diagnosticada dos veces con este tipo de cáncer, y de esta experiencia aprendió que “la mastografía y la autoexploración, a pesar de que son métodos con virtudes, tienen fallas importantes, que pueden poner en riesgo la vida de cualquier persona”, afirma.
Para su misión, propuso la idea a tres compañeros y con ellos fundó la empresa Higia, dentro de la cual surgió EVA, un dispositivo que se puede usar dentro de cualquier sostén o bien en uno diseñado específicamente por el equipo.
José Antonio Torres, cofundador y director de tecnología de la empresa, explica el funcionamiento del dispositivo, que registra las temperaturas anormales que se dan los senos con la presencia de quistes, calcificaciones y tumores malignos.
EVA se emplea una hora a la semana durante un mes para almacenar datos de la usuaria, que se pueden monitorear con una aplicación en el móvil: “Entre más datos tengamos de la mujer, mejor se hace el algoritmo para pronosticar el cáncer”, detalla Torres, de 20 años.
Hay otros factores independientes al cáncer que influyen en la temperatura corporal, “sin embargo, es fácil controlarlos”, agrega su compañero.
De acuerdo con Higia, el algoritmo tiene una eficacia en el diagnóstico del 93 por ciento, “que es bastante elevado en comparación de otros elementos como la exploración y el ultrasonido, que oscilan entre el 20 y el 50 por ciento”, relata Ríos, también director ejecutivo de Higa.
Cuando estaban definiendo el proyecto, tenían claro que su artilugio tenía que seguir tres líneas: no ser invasivo, no emitir radiación y no comprimir el seno.
Además de su regla de oro: “El médico no debe estar involucrado hasta que haya un diagnóstico de que existe algún tipo de malformación dentro del seno, antes no”, asevera Ríos.
Que sea el “sofwtare” y no el médico quien hace el diagnóstico gracias a la base de datos facilita que el dispositivo sea realmente portátil.
“En las comunidades rurales no hay oncólogos”, así que si fuera imprescindible un médico, “no lo puedes llevar (el dispositivo) a los lugares que más lo necesitan”, argumenta el joven, quien también señala la falta de radiólogos y tomógrafos en México.
El equipo de Higia tiene pensado que el dispositivo tenga un precio aproximadamente de 2 mil 500 pesos (129.8 dólares), aunque este podría variar.
Para mantener un precio accesible sin “comprometer su calidad”, la empresa venderá los datos que recoja el dispositivo -de manera anónima- a “aseguradoras, gobiernos, universidades, etc.”, dice Ríos.
Sostiene que “orientando el modelo de negocio en la venta de ‘big data’, y no a la venta de ‘hardware’, es cuando puedes intentar llevarlo a las comunidades más necesitadas”.
En un escenario óptimo, EVA saldría a la venta a finales de 2018, pero todavía tienen que conseguir las autorizaciones correspondientes de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), lo que podría demorar el proceso.
Como reconocimiento a su trabajo, el proyecto ha ganado el Premio Nacional Estudiante Emprendedor de la Entrepreneur’s Organization, así como el Premio Everys, que reconoce la innovación tecnológica.
Actualmente, el equipo de Higia tiene 15 miembros, entre ellos cuatro mentores. No obstante, “en un principio éramos nosotros e Internet”, recuerda Ríos.
Comenzaron buscando lecciones básicas sobre el cáncer, después pasaron a artículos científicos y médicos, y finalmente realizaron su investigación sobre el mercado y las patentes, para saber “qué se ha hecho y qué no”.
En su proceso para conseguir ayuda financiera, los jóvenes han descubierto una lección: “El reto no es conseguir fondos, sino conseguir gente bastante increíble que esté dispuesto a dar su tiempo. Ese es el verdadero reto”, asegura Ríos.

Fuente: Redacción Sin Embargo en http://www.sinembargo.mx/19-03-2017/3176728

Mexicanos crean un sustituto de unicel con semillas de tamarindo

Alfredo Maciel, científico de la UNAM junto al maestro Abel Humberto Cortés Arce, trabajan en el desarrollo de una espuma biodegradable que podría sustituir al poliestireno o unicel a partir de semillas de tamarindo.
El unicel se utiliza para fabricar vasos y platos desechables, lo preocupante es que tarda cientos de años en biodegradarse. Este nuevo producto ocupará poco tiempo en los depósitos de basura, pues tanto hongos y bacterias tardarán un par de meses en comérselo.
Maciel declaró que “se generará agua y dióxido de carbono, pero no lixiviados”, por lo que no contaminarán las aguas. Sin embargo, crear espumas permanentes es una tarea complicada. Las espumas del mar, de uso diario y para lavar ropa tienen una vida corta, por lo que ambos científicos crearon una más estable.
México produce 39 mil toneladas de tamarindo al año, de los cuales una tercera parte de este fruto son semillas. Se calcula que 12 mil toneladas son desechadas, y en algunos países son utilizadas como alimento de ganado.
Estas semillas contienen un polisacárido (polímero) hecho de glucosa (monómero), como los almidones.
A este polisacárido, ambos especialistas le injertaron químicamente acrilato de etilo, un monómero (polimerizado por sí solo es como un hule), y así produjeron un copolímero constituido por los dos monómeros: el acrilato de etilo y la glucosa.
Esta espuma puede servir para sustituir el poliestireno expandido en la elaboración de vasos y platos desechables, de igual manera para empaques de aparatos electrodomésticos, así como equipo científico. Otros usos que se le puede dar es para cajas de pescado y aislantes térmicos.
Los científicos ya cuentan con varias muestras y el siguiente paso es escalar su producción a nivel industrial.
Al igual que la espuma biodegradable, una vez que esta seco el laminado espumado, es moldeado en un medio acuoso: ya no requiere ser disuelto en agua ni en acetona, o tíner.
“Los vasos y platos hechos con este laminado pueden contener cualquier líquido y alimento, y desecharse sin ningún problema, porque los hongos y bacterias que están en el ambiente los degradarán”, aseguró Maciel.
Además, existe otro proyecto que está en lista de espera, se trata de los listones para regalo biodegradables, que de igual manera son fabricados a partir de semillas de tamarindo.

Fuente: Redacción Sin Embargo en http://www.sinembargo.mx/09-03-2017/3168899
Foto: UNAM